Cuenta la historia de una escritora que da vida a una misteriosa y monstruosa criatura, ligada siempre a la muerte de las personas que aprecia y quiere. Es un como un fantasma que avisa e incita hacia un desdichado destino. Probablemente, el mayor logro de esta película no se encuentre en la trama, sino en la capacidad de crear una historia fantástica con tinta de drama, a partir de la vida de unos personajes reales.
La película se crece en las diferentes personificaciones de los dos poetas románticos, Shelley y Byron. Shelley vive para la vida, se abraza a ella y lucha con ella, él pertenece al mundo. Mientras tanto, Byron opina que el mundo no brillaba hasta que lo pisó él, qué el es el centro del mundo y la tierra entera nació para darle cobijo a él, lo cual le hace prepotente, pero ayuda a crear unos diálogos elocuentes y magnéticos.
En mi opinión, quizá la película haya fallado a la hora de hacer hablar a la criatura que salió del relato de Mary Shelley, hay excepciones, como el "Nos vemos en Venecia" o el "¿Sabes nadar?", pero en general, es su presencia en todo mal momento lo que engrandece su figura, porque cuando las palabras sobran, una sílaba estropea estropea una hoja en blanco.
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